La inundación o terapia implosiva es una
terapia utilizada para el tratamiento de las respuestas de ansiedad y las
fobias. Se basa en el enfrentamiento directo del sujeto con el estímulo o la
situación que le provocan esa respuesta de ansiedad, evitando que la persona
escape. Para que esta terapia no resulte traumática primero se suele entrenar
al sujeto en técnicas de relajación, para que sea capaz de controlar las
respuestas de ansiedad que pueden aparecer al enfrentarse con el estímulo
temido.
Esta terapia se basa en el hecho de que la
ansiedad no puede mantenerse indefinidamente en el tiempo, sino que se comporta
como una onda. Es decir, al enfrentarnos al estímulo temido, nuestra ansiedad
subirá pero, si no escapamos sino que nos quedamos a enfrentarnos con nuestro
miedo, al de unos minutos esa ansiedad irá descendiendo por sí sola. Así, una
vez la ansiedad haya descendido, nuestro cuerpo aprenderá que no hay nada que
temer de esa situación y podrá recuperar el control. Si, además, podemos ayudar
a que esa ansiedad se reduzca mediante el uso de técnicas de relajación, el
ejercicio no será tan traumático y la ansiedad se reducirá en menos tiempo.
Si el sujeto no está preparado, la situación
puede resultarle extremadamente angustiosa y desagradable.
Hay veces en las que el uso de esta terapia no
será posible, ya sea por razones físicas (no puedes someter a una persona a una
tormenta con relámpagos a tu voluntad), éticas (no puedes introducir a una
persona aracnofóbica en una habitación llena de arañas) o médicas (no puedes
hacer que alguien con fobia a las enfermedades se ponga a recoger jeringuillas
usadas).
Si la persona está intentando superar la fobia
por sí sola, le resultará muy difícil no huir de la situación cuando su
ansiedad llegue a niveles altos. Si escapa de la situación antes de que la
ansiedad se haya reducido, estará reforzando de nuevo su fobia.
Por estas razones, se recomienda que esta
técnica se practique contando con la supervisión de un profesional que valore
en qué momento la persona está preparada para someterse a cada situación, le
acompañe y refuerce sus esfuerzos.
Esta técnica puede usarse también en
combinación con la desensibilización sistemática, practicando con estímulos
reales las situaciones que ya hemos superado en nuestra imaginación.
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